Ángel Rama fue un crítico literario, docente, investigador, y periodista cultural uruguayo, de fuerte vocación latinoamericanista, que se tradujo tanto en su producción periodística y académica, como en su prolífica obra como dinamizador cultural a través de redes intelectuales y emprendimientos culturales, dentro de los cuales cabe destacar la creación de la Biblioteca Ayacucho, dedicada a publicar ediciones críticas de clásicos y obras contemporáneas del continente. Dentro de un panorama intelectual que frecuentemente dejaba de lado Brasil al pensar América Latina, Rama fue un ferviente defensor de la necesidad de pensar la cultura brasileña como parte de un proyecto latinoamericano, reflexión en buena parte nutrida por su relación con Antonio Cándido y Darcy Ribero.
Hijo de gallegos inmigrantes, Rama se educó en la escuela pública en Montevideo, y realizó estudios terciarios, aunque nunca llegó a tener un título universitario. En su juventud se interesó por el teatro (fue modesto actor y dramaturgo); pero su labor cultural más fecunda en esta primera etapa se realizó a través de la creación de revistas y editoriales (entre las cuales la más destacada es Arca, en 1962), y de su actividad docente y de periodismo cultural. Desde 1949 a 1965 trabajó en la Biblioteca Nacional, y entre 1955 y 1956 realizó un stage en París, donde asistió a cursos de Braudel y Bataillon. Ocupó el cargo de director de la sección literaria del prestigioso semanario Marcha entre 1959 y 1968, y accedió a la dirección del Departamento de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de la República en 1969. Fue en esta etapa cuando se convirtió en artífice del canon literario uruguayo, y aún latinoamericano al analizar el llamado “boom” de esta literatura, labor a través de la cual también desarrolló las bases de su teoría social de la literatura. A partir de 1973, y como consecuencia del golpe de estado en Uruguay, la carrera de Rama se desarrolló fuera del país. Se radicó primero en Venezuela, desde donde siguió participando en actividades en todo el continente (entre las cuales el dictado de dos seminarios en la USP por invitación de Antonio Cándido) y en Estados Unidos. En 1974, fundó en Caracas la Biblioteca Ayacucho, dedicada a publicar ediciones críticas de clásicos y obras contemporáneas del continente. En 1981 fue nombrado profesor titular de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Maryland, pero el servicio de inmigración de EEUU le negó la visa, por lo cual al año siguiente se trasladó a París con una beca Guggenheim. En 1983 asistió a un congreso en Madrid, desde donde pensaba asistir a un encuentro en Colombia, pero el avión sufrió un accidente al despegar, en el que falleció el día 27 de noviembre, a los 57 años.
Rama perteneció a una generación de intelectuales que abrevó en la tradición originada en Martí o Rodó sobre la identidad del continente, reivindicando el rol social de la literatura en la construcción del “latinoamericanismo” como utopía y como opción intelectual y política en el contexto de la Revolución Cubana y la Guerra Fría. Sin embargo, mantuvo siempre su independencia en sus juicios estéticos y políticos, no dejando de prestar nunca atención a la factura de la escritura como tal, ni de criticar, cuando lo creyó necesario, a Cuba, llegando a distanciarse del régimen en el famoso “caso Padilla”.
Su contribución más importante al pensamiento social se plasma sobre todo en dos conceptos clave: transculturación y ciudad letrada. Rama toma el primer concepto del antropólogo cubano Fernando Ortiz y lo reformula para proponerlo como clave interpretativa de la cultura latinoamericana. En este sentido, se encuentra dentro del mismo horizonte semántico de conceptos que se estaban elaborando (como el de heterogeneidad de Antonio Cornejo Polar); o se elaborarían más adelante (como el de culturas híbridas de García Canclini). Todos ellos, a su vez, apuntan a desplazar la noción de aculturación, es decir, de absorción total de una cultura por otra hegemónica. La transculturación, para Rama, apunta a la capacidad selectiva que cada cultura tiene para interactuar con otras, aún en condiciones de violencia real o simbólica. Rama pone énfasis en ejemplificar su concepto a través de distintas literaturas del continente, paradigmáticamente la del peruano José María Arguedas, pero también otros, como Guimarães Rosa. Su libro La ciudad letrada (1983), publicado póstumamente, traza un recorrido histórico del continente tomando como eje interpretativo el rol de la palabra escrita como instrumento de legitimación y sometimiento desde la conquista a la modernización, plasmado en el diseño de la planta urbana impuesta como enclave civilizatorio y reducto paradigmático de la escritura identificada con la civilización.
Lecturas sugeridas
Blixen, Carina y Álvaro Barros Lémez. Cronología y bibliografía de Ángel Rama. Montevideo: Fundación Ángel Rama, 1986.
Moraña, Mabel (org.). Ángel Rama y los estudios latinoamericanos. Pittsburgh: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana, 1997.
Prismas. Revista de Historia Intelectual. Nº 10, Dossier: “La ciudad letrada: hacia una historia de las élites intelectuales en América Latina”. Pp 157- 212. Bernal, 2006. Disponible en: http://www.unq.edu.ar/advf/documentos/56741e85555c4.pdf
Ríos, Alicia (coord.). Dossier Ángel Rama. En: ESTUDIOS, Revista de Investigaciones Literarias y Culturales, No 22/23, Caracas julio 2003/junio 2004. Universidad Simón Bolívar.
Rocca, Pablo (ed.), Un proyecto latinoamericano. Antonio Cándido & Ángel Rama, correspondencia. Edición, prólogo y notas de Pablo Rocca. Montevideo, Estuario Editora, 2016. Incluye correspondencia de Ángel Rama con Gilda De Mello e Souza.